Cuantas veces
escuchamos esta frase, aunque nos haga eco por ser solo una teoría, te aseguro que hoy es una práctica.
Como les digo
siempre a mis alumnas, una mujer no solo debe ser buena madre, buena hija,
buena amiga, buena esposa, sino que
también debe tener “buena imagen”.
Tiempo atrás ser una excelente profesional significaba
tener el pasaporte al éxito, hoy eso no
es suficiente. Las empresas cada vez más me consultan o requieren mi
capacitación para que sus empleadas aprendan
sobre el arte del vestir.
La imagen de los empleados es importante, porque habla de la seriedad y la solvencia que tiene una empresa. Cada vez
son más los responsables del departamento de Recursos Humanos que miran y
evalúan los equipos de los futuros
empleados de la empresa.
En la realidad está comprobado que en los primeros
30 segundos realizamos una evaluación de la persona, es decir, antes de que
comience a hablar.
Hoy existe la
necesidad de trabajar con mi imagen para
el puesto que quiero, para la vida que deseo y para cualquier objetivo que
quiera conquistar.
¿Qué
significa tener buena imagen?
Sentirme
perfecta con cada prenda elegida, que
los colores que combino me beneficien y el accesorio sea acorde a mi personalidad. Ser
una mujer actual y elegante más allá de las tendencias, que me vista de acuerdo
a mi edad y que por sobre todas las cosas me respeten.
¿Qué
logro con una buena imagen?
Sentirme cómoda con
cada equipo y poder encontrar el look adecuado para cada ocasión. Es decir, puedo
hallar todos los días en el guardarropa los equipos que necesito, que revelen quien soy y que por sobre todas las cosas
inspiren confianza.
¿Cómo
se logra esto?
Todo requiere esfuerzo y
que sepas encontrar un buen profesional que te guie en esta
transformación.
Descubrir “tu imagen” vale la pena y lo digo con
conocimiento de causa. En mi historia personal, hubo un antes y un después de
haber podido exteriorizar quien soy con lo que llevo puesto.
Te invito a intentarlo,
a probar la gran diferencia que existe
entre una buena imagen y otra que no lo es tanto.
Cuando te sentís
bien y segura de vos misma, vibras y eso no tiene precio. La oportunidad de explorar lo mejor de vos es ahora. ¿Te
animas a pasar por las manos de una Asesora de Imagen?
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